Había una vez una chica llamada Sadako Sasaki que vivía en Japón. Cuando tenía 2 años, se produjo el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasakiel 6 de agosto de 1945. Cuando creció y tuvo 11 años y corría una carrera, se empezó a sentir mal y se cayó. Su mejor amiga, Chizuko Hamamoto le regaló una grulla que realizó en papel dorado. Ella pensó que no sería justo pedir que sólo se curara ella, y pidió que el esfuerzo que iba a hacer sirviera para traer la paz y la curación a todas las víctimas del mundo. Así no fue; murió. Con el papel de algunas medicinas y otros, llegó a completar 644 grullas de papel de las 1300 que se propuso conseguir; sus compañeros de la escuela hicieron todas las otras hasta llegar a 1000.
